Al Encinar Portezuelo
A un palmo de Pozoblanco,
por el camino de Obejo,
se alza un cortijo blanco,
robusto cual roble viejo.
Sus muros, recios y ancianos,
dieron reposo a mi cuerpo;
y entre la paz de sus campos
halló mi alma sosiego.
Su nombre, un bello regalo:
“El Encinar Portezuelo”.
Si no lo conoces ya,
¿a qué esperas por conocerlo?